Decálogo para escribir como la gente




A ver, por comenzar, decir estos diez puntos no son afines al objetivo de salvar el mundo, hay medios otros, tanto más directos, un papelito en el tacho correcto, hablar sólo de a ratos: no crea lector usted, siguiendo al pie estos diez puntos que ahora se dejan entrever como la luz por los umbrales, vaya usted a conseguir cosas del rubro de lo majestuoso ¡Alejado de lo genial lo majestuoso!
Por eso: caliente una pava, abuse, una exageración de agua, haga mates o compre estampillas, comience una colección, charle, del clima, use palabras con k, repita cada frase a su vecino, dejese llevar en el susurro del viento. (Escuche) No se llene, escuche, de esperanzas vacías y sin ritmo, estos puntos no salvan vidas, no pretenden tampoco sanear el mundo, evitar la lluvia en los casorios, el grano en la frente, son meras, lisas sugerencias, pretenden, intentan ¿sabe? Llegue usted a escribir como la gente-

1- Primero no escriba, mejor sienta que escriba, diga que escribe, asista a talleres, lea en voz alta, repita cien veces la palabra Lispector, engáñese en la certeza de que sí tiene algo que vale la pena decir y vaya a lo que sigue, ahora tiene que empezar y hacen falta materiales.

2- Hará falta papel y lápiz para escribir, hoy en día es común el uso de PC’s de escritorio, de notebooks. (Este punto se refiere a los materiales necesarios para escribir, puede pasar ahora, sin culpas claro, al siguiente punto del decálogo, punto 3)

3- De la postura del cuerpo, de las maneras de observar el papel:
¡No escuche consejos vanos! Nada lo obliga a disponer el cuerpo de una forma exacta a tal forma, a tal otra, a tal… no hay ortodoxia pues, puede escribir sentado, mientras se pierde el domingo entre bicisendas, en el cole, en la ducha, o preste atención: ese instante en que la radio favorita se pierde entre litros y litros de estática, esa carrera por huir del ruido blanco, saber notas y no arena suspendida en el aire, piense en eso, la urgencia, el encuentro, quizás lo ayude. Resumiendo: es terrible todo esto. Usted escriba (mejor sería una buena postura, la columna, respaldar, pero que no la haya: una pena… confórmese)
Y mire el papel al escribir, eso siempre.

4- Hablemos de la inspiración… viene (esto es sabido, lo lee en cualquier libro de medicina) de una contracción del diafragma, algo por el estilo, presiones, contra-presiones, el aire ingresa al cuerpo, que bien se siente, profundo, olor a lavanda quizás, con fortuna. El resto es pura suerte, que algo valga la lectura, que algo no, que sea mucho más hileras de hormigas que texto. Suerte. Inspiración también, cierto, es que para escribir precisa movimientos, venas, sangre, oxígeno que recorra cada uña, necesita usted respirar.

5- Cuando nada para leer, es común aferrarse a lo que sea, revistas que hablan de gente que se engancha con gente que se engancha con otra gente, eso si de repente no hay un libro dando vueltas que sí valga la pena, que usted lo copie, que no se de cuenta y ese hecho de transcribir le pase de largo como un 115 hasta el borde, síntesis: no se desconcentre, obligue a su casa, cobije libros entre las plantas, bajo las camas, entre los muebles, sobre y a un lado de cada estantería, busque tapas vistosas, juegue con los colores, queda lindo decir de tal autor esto, de tal autor tal cosa, entonces: eso. Juegue con los colores.

6- De la forma de hilar las oraciones:

El hijo del maquinista no anticipaba, esto podía suceder.
La mañana era fría, la ventana amplia ¡El verano moría tan de golpe!
¿Pero qué decir? Si nada más que cenizas la habitación, Braulio se acercó a la ventana.

Estos son meros ejemplos, no haga caso, lo cierto es que no es justo abusar de los adverbios, los conectores son uso, nunca finalidad, un adjetivo le puede salvar la vida (no el decálogo, espero eso este claro, le juro, es de no creer lo que pide muchas veces la gente)

7- Cuando nos referimos a un texto enseguida pensamos en un escritor, lo menos cercano a un libro es el escritor. Hay entre medio una bolsa, una marca, dinero, antes una caja registradora, la persona que sonríe y le pide monedas que escasean, ya lo sabe, un mostrador repleto de libros, uno (el que contiene el texto). Antes: una caja llena de libros iguales, cinta scotch, un camión, el conductor del camión que habla incoherencias y escucha música de otras épocas, Troilo, Sosa, algo de eso, un centro de distribución, una imprenta, un editor, toneladas de mails, tachar, borrar, llamadas a celulares (más costosas que las otras), un contrato, ¿un café por cada libro que venda? Se arma un lío barbaro y mejor nunca tocar estos temas, los escritores son quisquillosos, a un escritor nadie le cae bien, nada le viene bien, eso si es de veras un escritor, pero no se asuste si de repente no extrae conclusiones de este punto, en algún momento creí yo también lo más cercano a un texto era un escritor, sin embargo es cierto, se lo acepto, este ítem no lo ayuda a escribir mejor, touche, le pido perdón.

8- Acerca de los temas a tratar, los que no:

Es delicado, vivimos en un mundo de susceptibilidades puras, concretas, en fin, no toque el asunto tal, no diga en quien cree, le prometo, he sabido de gente que usa cruces, ¡no por eso deja de escribir! Muy por el contrario, crea en alguien, crea en algo, luego le cambia el nombre, lo esconde entre metáforas (me olvidaba, las metáforas también salvan vidas), de repente es usted hablando, nadie se da cuenta, y de nuevo copia, la idea del 115 que pasa de largo. Si es peronista: no lo incluya en las solapas. Descríbase altruista, disfrute de los deportes extremos, invente un personaje, hágale decir en cada historia una frase del estilo: solo nacemos para ser libres o el mar es sólo consecuencia en la finitud…

Resumen: Usted no es peronista, nunca lo fue. Si dice Jesús, sea este uno nacido posterior a los ’90, el granizo es algo terrible y ahí vamos, siga, siga, no se apene.

9- De cómo proceder, donde empezar:

Punto clave.
Copie y mienta, hasta que no sepa quien es quien, dónde está usted, cuando empezó esta burla, ese hilo perdido ahora en una sola idea. Y tal vez nunca valió la pena, desde el mismo inicio, jamás, es cierto, puede que haya sido todo en vano, las letras no sirven, las líneas no sirven, la hoja, todo en vano ¡Con qué fin preocuparse! Toda letra es negro sobre blanco, nadie busca verdades, todos buscan verdades, pocos saben lo que quieren, entienden lo que buscan. Copie descaradamente, corrompa los templos de lo intocable, piérdase en rimas cursis,

Se acercó al malvón,
Hizo caso omiso al corazón

(Es todo una río de sumas, siga, no se apene)

La rima no sirve, la va a usar en los inicios, lo va a notar después, va a ser una molestia en un principio, se va a hacer más fuerte, van a dolerle ambas manos primero, algo como un comezón (pero no es comezón) se va a adueñar de su espalda, va a saber la rima no sirve, la molestia cesa, (aunque no se va nunca). Va a necesitar del ritmo, algo así como un credo, la molestia cesa con los años.

10- Y ya fue muy lejos, prometió cosas, no las cumplió; critico cosas, las disfruto, escribió montones de poemas, (no había necesidad), de golpe siente tal cosa contradice tal otra, y dos palabras nunca podrían ir juntas pero están juntas, ya esta hundido hasta los hombros entre letras, llora sin consuelo, recuerda las tardes alegres, el sol bañando las costas, el azúcar y los cigarrillos, se apena, llora, sigue, dios, es tarde para usted mi amigo, lo siento, grite cuanto le de el cuello, dios, le ha pasado a tantos antes, no se crea perdido, lo está es cierto, de alguna manera está perdido, está en lo correcto, créalo con cada muela, es escritor ahora y está perdido y no es peronista y es terrible.

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