EL hábito.


No lo sé con seguridad,

creo sí haber perdido el hábito:

antes era distinto y me remontaba como la niebla en una palma abierta

se hacía la noche

yo creía aún no oscurecía: entre las gentes

venían riveras de ojos sin calma

a mí, era bueno y en el calor de un guiño perdía mis tiempos

Hay una hilera de fresnos color rojo sangre camino a General Lagos,

basta con girar pasadas ya las grietas y trenes

se abre ausente entre la nada y los trigos

Ya no voy a sentir lo que aquella vez al verla

Ni siquiera el caucho y las llamas entre el humo negro,

El rojo tan rojo que muerde

la realidad se mete en el cuerpo

Creo entender: el hábito se me ha ido

ya se ha ido para siempre.

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Estamos vivos y es lo unico que necesitamos para empezar. J.Leeds