Hist4ria 4n par4es - cu4rta p4rte




Pero en el fondo (si reflexionamos a conciencia) hay pocas cosas que no tengan solución. Esto me ayuda a creer que quizás yo misma tenga remedio y tal vez de eso hablaba aquella malabarista en la avenida del Corso, puede que sea ese el gran evento que se acerca. Igualmente no guardo muchas esperanzas. Luego de que M partiera como un pájaro escapando del frío (el frío vendría a ser yo), mantengo un procedimiento simple y que guardo con recelo: no es bueno llenarse de grandes expectativas. Me alegro con pequeñas cosas y abrazo el mínimo desliz de lo cotidiano agradeciendo al cielo y a los signos. M sabía fastidiarse si me largaba a leer el horóscopo un domingo por la mañana, pero yo quiero creer en las estrellas y los planetas y ese tipo de cosas que nos rodean. Quizás relacione ese enjambre de esferas con todo el tema de los malabares y los objetos libres, el aire y el azar tienen todo la carga mística que algo pueda tener. Eso nadie me lo puede negar.

Ayer mientras buscaba el camino al almacén un chico de ojos saltones miraba fijo la cadena de su bicicleta, yo creo que intentaba descifrar el enigma del mecanismo, y su cara se iluminaba como un trueno con cada falso avance o descubrimiento. Puede que alguien alguna vez haga lo mismo, en una lucha concreta por reconocer las claves detrás de mí y los laberintos vacíos de mi funcionamiento, y se pierda para siempre prolongando estos minutos que me unen al chico de ojos saltones. Entonces de pronto gira y me observa extrañado: esas pequeñas cosas lo son todo y hay muy pocos, son poquísimos los que de veras lo saben.

0 comentarios:

Publicar un comentario

BiciSendas...

Estamos vivos y es lo unico que necesitamos para empezar. J.Leeds